Infraestructura en la nube

¿Por qué suena tanto el término nube?

Por Daniel Cruz
2021-09-17

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Las aplicaciones móviles y web necesitan un lugar para alojar las fotos que los usuarios suben, comunicarse con alguien más mediante una aplicación de chat, almacenar información fuera de los dispositivos para que puedan ser utilizados con el tiempo, generar y descargar documentos. Actualmente es bajo el porcentaje de apps que no necesitan de una conexión a internet para acceder a sus recursos por lo que es necesario ese espacio.

En Lychee Creatividad e Innovación ocupamos los beneficios de la nube por los bajos costos que implican, su alto rendimiento para estar operando prácticamente todo el tiempo y ser robusto y tolerante a fallas, además de ser elástica si hay un pico en la demanda de operaciones. Nos permite enfocarnos en la creación de valor, que es el software.

Una breve historia de la nube

Hace varios años, sólo las grandes empresas se podían dar el lujo de adquirir centros de datos (propio o por renta) con hardware costoso y personal de sistemas con especialistas en administración de servidores, de redes, de bases de datos, etc., que hacía bastante complejo el lanzar al mercado un nuevo producto o servicio. Si se requería construir un nuevo producto, se necesitaban nuevos servidores, bases de datos, redes y gestionar a los especialistas para que colocaran todo el rompecabezas en su lugar. Si había una falla en alguno de los componentes, las soluciones que compartían el componente se caían, y todo el equipo de sistemas caía en pánico.

Las máquinas virtuales salieron para resolver algunos problemas. Compartían la misma infraestructura (servidores monstruosos con cantidades enormes de recursos de almacenamiento y procesamiento) pero dividían el Sistema Operativo en cada máquina virtual, lo que facilitaba la puesta en marcha de un nuevo servidor (virtual) y si éste fallaba en su software no afectaba al resto de máquinas virtuales.

3 máquinas virtuales compartiendo los recursos de un servidor

Grandes empresas de tecnología como Amazon, Google, Microsoft, Oracle, llevaron más allá la idea de las máquinas virtuales y fueron dando forma a la nube. Instalaron clusters inmensos de recursos con disponibilidad a través de internet en un modelo que se conoce como Infraestructura como Servicio (IaaS, Infraestructure as a Service), en donde sus clientes pueden acceder a máquinas virtuales con las características de procesamiento y almacenamiento que su software requiera sin requerir al centro de datos. Esto llevó a una reducción de costos y de complejidad en la gestión de recursos porque ya no se necesitaba tantos especialistas para administrar la infraestructura.

Luego llegó el concepto de contenedor. El contenedor embebe una versión reducida de un sistema operativo más alguna funcionalidad (como un motor de base de datos) y sus dependencias de software. El beneficio es que una solución de software pueda quedar dividida en varios componentes y de nueva cuenta entra el famoso “divide y vencerás”, si un componente falla, te enfocas en arreglar únicamente esa parte. Pero más allá de las fallas, entraron orquestadores de contenedores que son capaces de replicar los contenedores cuando hay una alta demanda y de reducir las instancias cuando la demanda baja. Esto hace que las soluciones en la nube sean elásticas y de alto desempeño.